
Que el sistema ferroviario de alta velocidad español es uno de los grandes referentes mundiales, no es ningún secreto. De hecho, se ha puesto de manifiesto al conceder a un consorcio hispano-saudí, Al Shoula Group, el AVE que surcará el desierto de la Península Arábiga y conectará las ciudades santas de La Meca y Medina.
El proyecto, en el que participan las empresas españolas Adif, Cobra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabensa, Ineco, Indra, OHL Internacional, Renfe y Talgo, está presupuestado en 6.736 millones de euros y básicamente consiste en la ejecución de la línea de ferrocarril de alta velocidad entre La Meca y Medina, con una longitud de 450 Km de vía doble aptas para velocidades aproximadas a los 320 Km/h.
Dada la dimensión del proyecto que se pretende llevar a cabo, se optó por dividir el proyecto en varias fases. Por un lado, se llevaría a cabo el diseño y construcción de la infraestructura y de las estaciones. Por otro, sería el diseño y construcción de la vía, el diseño e instalación de los sistemas electromecánicos (suministro de electricidad, catenaria, señalización, telecomunicación y billetaje), el suministro del material rodante (35 trenes más opción de otros 20), la puesta en servicio del proyecto y la operación y mantenimiento de la línea y del material rodante durante 12 años.
Aunque, como bien dicen, todo no puede ser perfecto, puesto que ya han aparecido numerosos problemas, tanto de índole cultural como de índole técnico, y que han motivado que ya planee sobre el proyecto la sombra de no finalizarlo a tiempo, es decir, en diciembre de 2016.
Los problemas técnicos radican en la arena, puesto que cubre todas las infraestructuras y equipos, llegando a introducirse, en el caso de los trenes, entre la misma rueda y el carril. Además, este problema se incrementa al no existir apenas experiencia en la explotación de líneas de altas prestaciones sometidas a este fenómeno.
Los problemas culturales serán más delicados, puesto que en las ciudades santas sólo pueden entran musulmanes, hecho que ha obligado a Renfe a montar una escuela de formación en Arabia Saudí para maquinistas y demás personal ferroviario. Por otra parte se han de conseguir los permisos de expropiaciones, puesto que al no existir registro de la propiedad no será nada fácil.